“Hay en ti algo que no eres tú, que no quiere que crezcas;
ése es tu oponente.”
ése es tu oponente.”
Puedes pasar toda tu vida recriminando a los demás y
creyendo que los problemas son “cosas” externas que llegan a tu vida sin
justificación alguna; desde esta perspectiva, la existencia se te presenta como
una lucha con lo de afuera: tú peleando por las cosas que deseas y no tienes,
la relación que esperas y el resultado que consigues, los defectos de los demás
que te imposibilitan para sentirte pleno y feliz.
Y bueno, ahora que estoy a punto de presentarte a tu
oponente; vale la pena decirte, que no te propongo que sigas en guerra con las
situaciones, más bien, que seas consciente del combate interior que requieres
hacer para generar nuevos resultados en tu vida. Por favor, haz una pausa y
permítete sentir la diferencia entre combate y guerra.
En la guerra siempre hay antagónicos o villanos a quienes
aniquilar; el oponente es una parte de ti mismo y que jamás te invitaría a
aniquilar, de hecho, preferiría que no aniquilaras nada; mucho menos a una
parte de ti mismo. Sin embargo, sí es necesario que emprendas un combate con
tus propios hábitos limitantes, porque tu oponente quiere que consigas siempre
exactamente lo mismo.
Sucede que aquello que estamos nombrando como oponente es un
mecanismo de defensa: Es parte de tu sistema, como todo lo que existe en el
universo; tú eres un sistema, de creencias, biológico, social, etc. Y todos los
sistemas tienen un guardián para que éstos funcionen; esto es que los sistemas
funcionan por cómo están organizados y cualquier cosa que desorganice lo que ya
funciona, atenta contra el sistema.
Podrás notarlo claramente, al pensar en el rechazo que los
seres humanos sienten ante personas que piensan y se conducen distinto;
instintivamente nuestro sistema detona las alarmas y nos hace experimentar
miedo y rechazo ante aquello que es distinto y podría desorganizarnos.
Pues resulta que crecer
implica desorganizarte y aquel mecanismo de defensa de ti mismo, tendría la
opinión: “Tan jodidos como estamos, hemos
sobrevivido… no le muevas.”
Así es que tus primeras reacciones ante cosas nuevas serán
una combinación de excitación y resistencia; y tu oponente está tan determinado
en protegerte, que te hará entrar en actos automáticos, repitiendo lo que
anteriormente había “funcionado”.
Actuar desde tu oponente, es decir, en automático es la
razón de tus auto-sabotajes; la solución implica mucha auto-observación y aprender
a abrir la tercer vía o “el otro camino”.
En una ocasión, esperando en la fila para comprarme un
helado, una señora que estacionó su camioneta en doble fila, me saltó y pidió
antes que yo. Usualmente, es decir, en mi automático hubiera dejado pasar esa
situación porque me parecía algo tan trivial que no le dedicaría ni un ápice de
mi energía. Pero resulta, que ahora sé que en muchas ocasiones y en cosas nada
triviales, me he quedado por fuera de la situación por no expresar lo que
quiero, es decir, no me he hecho presente y esa falta de presencia me ha
costado mucho dinero, disgustos y perder relaciones importantes para mí.
¿Y qué es lo que hace el oponente cuando detectas un automático?
Te da otra opción automática, exactamente la contraria a tu hábito. En un micro
segundo, sentí ganas de gritarle: ¡Vieja guarra, no se meta en la fila!
¿Qué opción tomar, dejar pasar el incidente o armar un
numerito? ¡Ninguna! No importa cuál se escoja, se están eligiendo las opciones
del oponente. Su estrategia es dividirte la fuerza entre opciones opuestas. ¿Me
pongo perrucha o me quedo sumisa? La verdad, estaría entre la opción mala y la
peor, con cualquiera de ellas saldría perdiendo.
Así es que abrí una tercera vía, la mía y le dije: “No es
que sea tan importante un helado, pero no está bien que te metas en la fila, lo
que haces importa”. A lo cual, refunfuñó, tomó sus helados ofendida y
desapareció. No conseguí mi helado antes que ella, pero ese no era el punto. El
punto verdaderamente era hacerme presente y con esto no quiero decir que ella
me notara; significaba para mí, no reaccionar con ninguna de las dos opciones
de mi oponente; hacerme presente implica poder ver las opciones en automático
divididas y crear mi propia opción para tomarla.
A esto me refiero con el combate interior, a ir más allá de
tus hábitos que pretenden llevarte en piloto automático por la vida y que
limitan tu crecimiento. Definitivamente esto te demandará energía, pero lo
mejor de todo es que te exigirá que estés presente en tu vida para tomar tus
decisiones, para ir más allá de lo que tu Oponente te había permitido lograr.
Esta herramienta es
sencilla: Ante una situación ubica tu reacción automática, reconoce su
opuesto y ¡No reacciones! Ni tu automático, ni su opuesto. Hazte presente para
escoger una opción entre ellas… Tienes que crear la opción para tomarla, eso es
hacer presencia en tu vida.
Te dejo con una pregunta para el próximo post ¿por qué habrían
de considerarte los demás, si ni siquiera te consideras a ti mismo para hacerte
presente en tu vida?
Gracias de corazón!!
ResponderEliminarMuy cierto lo que comentas.
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