miércoles, 24 de septiembre de 2014

¡Joder, me volví a sabotear! Conoce a tu Oponente

“Hay en ti algo que no eres tú, que no quiere que crezcas; 
ése es tu oponente.”

Puedes pasar toda tu vida recriminando a los demás y creyendo que los problemas son “cosas” externas que llegan a tu vida sin justificación alguna; desde esta perspectiva, la existencia se te presenta como una lucha con lo de afuera: tú peleando por las cosas que deseas y no tienes, la relación que esperas y el resultado que consigues, los defectos de los demás que te imposibilitan para sentirte pleno y feliz.

Y bueno, ahora que estoy a punto de presentarte a tu oponente; vale la pena decirte, que no te propongo que sigas en guerra con las situaciones, más bien, que seas consciente del combate interior que requieres hacer para generar nuevos resultados en tu vida. Por favor, haz una pausa y permítete sentir la diferencia entre combate y guerra.

En la guerra siempre hay antagónicos o villanos a quienes aniquilar; el oponente es una parte de ti mismo y que jamás te invitaría a aniquilar, de hecho, preferiría que no aniquilaras nada; mucho menos a una parte de ti mismo. Sin embargo, sí es necesario que emprendas un combate con tus propios hábitos limitantes, porque tu oponente quiere que consigas siempre exactamente lo mismo.

Sucede que aquello que estamos nombrando como oponente es un mecanismo de defensa: Es parte de tu sistema, como todo lo que existe en el universo; tú eres un sistema, de creencias, biológico, social, etc. Y todos los sistemas tienen un guardián para que éstos funcionen; esto es que los sistemas funcionan por cómo están organizados y cualquier cosa que desorganice lo que ya funciona, atenta contra el sistema.

Podrás notarlo claramente, al pensar en el rechazo que los seres humanos sienten ante personas que piensan y se conducen distinto; instintivamente nuestro sistema detona las alarmas y nos hace experimentar miedo y rechazo ante aquello que es distinto y podría desorganizarnos.

Pues resulta que crecer implica desorganizarte y aquel mecanismo de defensa de ti mismo, tendría la opinión: “Tan jodidos como estamos, hemos sobrevivido… no le muevas.”

Así es que tus primeras reacciones ante cosas nuevas serán una combinación de excitación y resistencia; y tu oponente está tan determinado en protegerte, que te hará entrar en actos automáticos, repitiendo lo que anteriormente había “funcionado”.

Actuar desde tu oponente, es decir, en automático es la razón de tus auto-sabotajes; la solución implica mucha auto-observación y aprender a abrir la tercer vía o “el otro camino”.

En una ocasión, esperando en la fila para comprarme un helado, una señora que estacionó su camioneta en doble fila, me saltó y pidió antes que yo. Usualmente, es decir, en mi automático hubiera dejado pasar esa situación porque me parecía algo tan trivial que no le dedicaría ni un ápice de mi energía. Pero resulta, que ahora sé que en muchas ocasiones y en cosas nada triviales, me he quedado por fuera de la situación por no expresar lo que quiero, es decir, no me he hecho presente y esa falta de presencia me ha costado mucho dinero, disgustos y perder relaciones importantes para mí.

¿Y qué es lo que hace el oponente cuando detectas un automático? Te da otra opción automática, exactamente la contraria a tu hábito. En un micro segundo, sentí ganas de gritarle: ¡Vieja guarra, no se meta en la fila!

¿Qué opción tomar, dejar pasar el incidente o armar un numerito? ¡Ninguna! No importa cuál se escoja, se están eligiendo las opciones del oponente. Su estrategia es dividirte la fuerza entre opciones opuestas. ¿Me pongo perrucha o me quedo sumisa? La verdad, estaría entre la opción mala y la peor, con cualquiera de ellas saldría perdiendo.

Así es que abrí una tercera vía, la mía y le dije: “No es que sea tan importante un helado, pero no está bien que te metas en la fila, lo que haces importa”. A lo cual, refunfuñó, tomó sus helados ofendida y desapareció. No conseguí mi helado antes que ella, pero ese no era el punto. El punto verdaderamente era hacerme presente y con esto no quiero decir que ella me notara; significaba para mí, no reaccionar con ninguna de las dos opciones de mi oponente; hacerme presente implica poder ver las opciones en automático divididas y crear mi propia opción para tomarla.

A esto me refiero con el combate interior, a ir más allá de tus hábitos que pretenden llevarte en piloto automático por la vida y que limitan tu crecimiento. Definitivamente esto te demandará energía, pero lo mejor de todo es que te exigirá que estés presente en tu vida para tomar tus decisiones, para ir más allá de lo que tu Oponente te había permitido lograr.

Esta herramienta es sencilla: Ante una situación ubica tu reacción automática, reconoce su opuesto y ¡No reacciones! Ni tu automático, ni su opuesto. Hazte presente para escoger una opción entre ellas… Tienes que crear la opción para tomarla, eso es hacer presencia en tu vida.


Te dejo con una pregunta para el próximo post ¿por qué habrían de considerarte los demás, si ni siquiera te consideras a ti mismo para hacerte presente en tu vida?

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